jueves, 9 de septiembre de 2010

Reflejos del Pasado: Capitulo 8

La mañana había llegado por fin, y con ella, mi dolor habia desaparecido, dejando al descubierto mi habitual mascara de alegria y amabilidad. Habia pasado gran parte de la noche llorando en el hombro de Alex, y para cuando habia llegado a mi habitacion para acostarme, solo descubri que ya no podia dormir…por segunda vez. Por eso, poco antes de bajar a desayunar, me pase por el cuarto de Alexander. Le tenia que dar las gracias por haberme aguantado la noche casi entera. Cuando entre se encontraba a medio vestir, solo con los pantalones y las deportivas negras que habia llevado el dia anterior. Pero hubo un curioso detalle que me llamo la atencion: una pequeña piedra colgada de un cordon caia sobre el pecho del joven. Me extraño que llevase un colgante de ese tipo, puesto que no llevaba nada mas, como anillos, o incluso alguna pulsera, y el propio colgante lo llevaba por dentro de la camiseta, como si tuviese miedo de que alguien lo viese y lo reconociese de algun lado.
No tarde mucho en bajar a la cafeteria, puesto que el no aceptaba de ningun modo las disculpas y decia que luego bajaria a desayunar.
El mismo en conjunto resultaba mas extraño de lo que nunca habia imaginado. Aunque solo fuese cosa de mi cabeza, me resultaba un tanto…protector conmigo. Y eso era raro en alguien que no te conoce de nada, al menos, en apariencia. Ni siquiera Mal era asi conmigo.
Mal. Parecia que no queria dirigirme la palabra. Me llevaba esquivando todo lo que llevabamos de mañana para cuando llego la hora del almuerzo, y ni siquiera sabia por que. Era cierto que nos vio al chico nuevo y a mi hablar el dia anterior, pero eso no me parecia excusa para estar enfadado conmigo. Con todo, me reuni en la mesa del comedor con mis dos amigas.
- ¿Dónde estuviste anoche tia?
- Necesitaba…pensar…
- Como no…debiamos haber sabido que te habias escapado a reflexionar a ninguna parte en particular – dijo sarcastica Mandy.
- Chicas…escuchad…sabeis que os lo cuento todo, pero eso no quiere decir que algunas noches…necesite salir fuera…lo llevo haciendo toda la vida.
- Pero ni siquiera eres capaz de decirnos donde vas – señalo Page.
- ¿Acaso importa?
- No pero…¿y si algun dia tenemos que buscarte o algo?
- No hace falta buscarme. Ya sabeis de sobra que siempre que me escapo por la noche aparezco por la mañana sana y salva. Dejad de preocuparos por mi innecesariamente.
- Esta bien.

Tal vez era un poco estupido buscar si ni siquiera le veia en el desayuno pero…¿Dónde estaba Alex? Barri con la mirada rapidamente cada mesa de la habitacion en la que nos encontrabamos, y no estaba. En ningun lado. Desde un extremo de la sala vi a Mal, el cual me estaba mirando…y parecia enojado. Pero ni rastro de Alex. ¿Dónde se encontraba? De repente, se me quitaron las ganas de comer. No tenia nada de hambre. Y lo que peor me sentaba era que el influia involuntariamente en todo lo que hacia. Me habia dejado el segundo plato entero y el postre, no era capaz ni de tomarme el zumo de naranja que habia cogido del mostrador. Sin decir una palabra a ninguna de las dos, me levante de la mesa, tire los restos de comida a la basura y deje la bandeja encima de una pila, justo antes de salir por la puerta del comedor y chocarme de bruces contra Mary Evans, una de las secuaces de Mel.
Mary era…era Mary. En realidad, era la que mejor se había portado conmigo cuando me largue de la panda de Mel, y por lo menos, no me insulto. En realidad, la muchacha me caia bien, y a veces hasta me daba pena. Bajita, rubia, pero muy mona, era muy alegre, justo el tipo de chica con la que tienes que forzar una sonrisa, por muy falsa que esta sea. Y esta vez no iba a ser menos.
- ¡Hey! – me saludo ella antes de que me diese tiempo a reaccionar.
- Hola Mary…¿Qué tal?
- Pues bien…¡como siempre! – la chavala ya estaba riendo tontamente, como era costumbre. Cuando termino de soltar su risilla, me hizo ademan con el brazo para que esperase, y, abriendo su bolso y rebuscando en el, me entrego una pequeña tarjeta -. Dasela a tus amigas del alma. Es para una fiesta.
- Ahh…vale…esta…bien…
- Bueno…si quieres ir tu también…es por el comienzo de curso, todo el mundo esta invitado.
- Umm…genial…¿gracias?
- No hay de que – y volvió a reir tontamente – es este viernes.
- Esta bien…dare el recado…

Y de repente desapareció. Fui releyendo la tarjeta una y otra vez mientras me dirigía a mi habitación a dejar la bolsa con los libros. La fiesta era por la noche, pasadas las diez, y la dirección de la casa no me sonaba de nada. La repase mas y mas, pero no tenia ni idea de donde se encontraba. Era una suerte que a veces, los padres de Page actuasen como “tutores” mios, como firmando la autorización para las salidas del centro los días permitidos y los fines de semana. Cuando llegue a la habitación, lo primero que hice fue dejar el bolso y también la tarjeta encima de la mesa del cuarto de estar. Por ultimo, me mire al espejo. Tenia buen aspecto a pesar de no haber dormido, pero el pelo completamente enmarañado. Me lo peine como pude con las manos y Sali lo mas rápido que pude al pasillo. Iba a buscar a Alex.

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jueves, 9 de septiembre de 2010

Reflejos del Pasado: Capitulo 8

La mañana había llegado por fin, y con ella, mi dolor habia desaparecido, dejando al descubierto mi habitual mascara de alegria y amabilidad. Habia pasado gran parte de la noche llorando en el hombro de Alex, y para cuando habia llegado a mi habitacion para acostarme, solo descubri que ya no podia dormir…por segunda vez. Por eso, poco antes de bajar a desayunar, me pase por el cuarto de Alexander. Le tenia que dar las gracias por haberme aguantado la noche casi entera. Cuando entre se encontraba a medio vestir, solo con los pantalones y las deportivas negras que habia llevado el dia anterior. Pero hubo un curioso detalle que me llamo la atencion: una pequeña piedra colgada de un cordon caia sobre el pecho del joven. Me extraño que llevase un colgante de ese tipo, puesto que no llevaba nada mas, como anillos, o incluso alguna pulsera, y el propio colgante lo llevaba por dentro de la camiseta, como si tuviese miedo de que alguien lo viese y lo reconociese de algun lado.
No tarde mucho en bajar a la cafeteria, puesto que el no aceptaba de ningun modo las disculpas y decia que luego bajaria a desayunar.
El mismo en conjunto resultaba mas extraño de lo que nunca habia imaginado. Aunque solo fuese cosa de mi cabeza, me resultaba un tanto…protector conmigo. Y eso era raro en alguien que no te conoce de nada, al menos, en apariencia. Ni siquiera Mal era asi conmigo.
Mal. Parecia que no queria dirigirme la palabra. Me llevaba esquivando todo lo que llevabamos de mañana para cuando llego la hora del almuerzo, y ni siquiera sabia por que. Era cierto que nos vio al chico nuevo y a mi hablar el dia anterior, pero eso no me parecia excusa para estar enfadado conmigo. Con todo, me reuni en la mesa del comedor con mis dos amigas.
- ¿Dónde estuviste anoche tia?
- Necesitaba…pensar…
- Como no…debiamos haber sabido que te habias escapado a reflexionar a ninguna parte en particular – dijo sarcastica Mandy.
- Chicas…escuchad…sabeis que os lo cuento todo, pero eso no quiere decir que algunas noches…necesite salir fuera…lo llevo haciendo toda la vida.
- Pero ni siquiera eres capaz de decirnos donde vas – señalo Page.
- ¿Acaso importa?
- No pero…¿y si algun dia tenemos que buscarte o algo?
- No hace falta buscarme. Ya sabeis de sobra que siempre que me escapo por la noche aparezco por la mañana sana y salva. Dejad de preocuparos por mi innecesariamente.
- Esta bien.

Tal vez era un poco estupido buscar si ni siquiera le veia en el desayuno pero…¿Dónde estaba Alex? Barri con la mirada rapidamente cada mesa de la habitacion en la que nos encontrabamos, y no estaba. En ningun lado. Desde un extremo de la sala vi a Mal, el cual me estaba mirando…y parecia enojado. Pero ni rastro de Alex. ¿Dónde se encontraba? De repente, se me quitaron las ganas de comer. No tenia nada de hambre. Y lo que peor me sentaba era que el influia involuntariamente en todo lo que hacia. Me habia dejado el segundo plato entero y el postre, no era capaz ni de tomarme el zumo de naranja que habia cogido del mostrador. Sin decir una palabra a ninguna de las dos, me levante de la mesa, tire los restos de comida a la basura y deje la bandeja encima de una pila, justo antes de salir por la puerta del comedor y chocarme de bruces contra Mary Evans, una de las secuaces de Mel.
Mary era…era Mary. En realidad, era la que mejor se había portado conmigo cuando me largue de la panda de Mel, y por lo menos, no me insulto. En realidad, la muchacha me caia bien, y a veces hasta me daba pena. Bajita, rubia, pero muy mona, era muy alegre, justo el tipo de chica con la que tienes que forzar una sonrisa, por muy falsa que esta sea. Y esta vez no iba a ser menos.
- ¡Hey! – me saludo ella antes de que me diese tiempo a reaccionar.
- Hola Mary…¿Qué tal?
- Pues bien…¡como siempre! – la chavala ya estaba riendo tontamente, como era costumbre. Cuando termino de soltar su risilla, me hizo ademan con el brazo para que esperase, y, abriendo su bolso y rebuscando en el, me entrego una pequeña tarjeta -. Dasela a tus amigas del alma. Es para una fiesta.
- Ahh…vale…esta…bien…
- Bueno…si quieres ir tu también…es por el comienzo de curso, todo el mundo esta invitado.
- Umm…genial…¿gracias?
- No hay de que – y volvió a reir tontamente – es este viernes.
- Esta bien…dare el recado…

Y de repente desapareció. Fui releyendo la tarjeta una y otra vez mientras me dirigía a mi habitación a dejar la bolsa con los libros. La fiesta era por la noche, pasadas las diez, y la dirección de la casa no me sonaba de nada. La repase mas y mas, pero no tenia ni idea de donde se encontraba. Era una suerte que a veces, los padres de Page actuasen como “tutores” mios, como firmando la autorización para las salidas del centro los días permitidos y los fines de semana. Cuando llegue a la habitación, lo primero que hice fue dejar el bolso y también la tarjeta encima de la mesa del cuarto de estar. Por ultimo, me mire al espejo. Tenia buen aspecto a pesar de no haber dormido, pero el pelo completamente enmarañado. Me lo peine como pude con las manos y Sali lo mas rápido que pude al pasillo. Iba a buscar a Alex.

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