domingo, 4 de abril de 2010

Sombras del Pasado: Capítulo 2


Negro. Todo negro. No había una sola mota de luz o de claridad en aquel lugar. Cuando me di cuenta de que estaba despierta eran las cinco de la mañana. Genial. Otra vez uno de aquellos horribles sueños. Sé que no era una pesadilla, se diferenciarlo, y esto no era como un sueño normal. Tenía sensaciones, sensaciones extrañas, únicas. Desagradables. Eran imágenes, escenas de mi vida, o de la vida de otras personas. A veces eran del pasado, otras del futuro. La mayoría eran sobre cosas futuras. Eran como premoniciones, aunqe muchas veces no ocurrían, y, la verdad, es que no se por que me pasaba. Por eso no solía hacerlas caso. Eran molestas, me impedían volver a conciliar el sueño, y a veces me dolía tanto la cabeza que me tenía que quedar en la cama. Las chicas lo sabían pero...a veces no me tomaban en serio, y cada vez que eso pasaba me sentía molesta, no sabía a quien más recurrir. Si por lo menos Malcolm...no. Imposible. Malcolm no puede llegar a saber estas cosas JAMÁS. Si se enterase, me tomaría por loca, aunque seguramente llevase razón.

Me levanté con cuidado de la cama. No quería hacer ruido, y mucho menos despertar a mis amigas. Solo les quedaba una hora de sueño y me matarían. Por suerte, mis ojos ya se habían habituado a la oscuridad reinante, y no me costó llegar hasta el pequeño saloncito de nuestra habitación, donde teníamos un pórtatil. Lo encendí, me puse los cascos y descargué la música de mi mp3 mientras abría mi blog y empezaba a escribir. Era como mi pequeño diario. Ahí decía todo: lo que me pasaba, lo que sentía...todo. Era como un borrador de mi minúsculo cerebro, como si no quisiese que se me borrasen los recuerdos, como unacopia de seguridad. Incluso contaba mis sueños. Ups,canción nueva, My Life Would Suck Without You, de Kelly Clarkson. No pegaba mucho con mi estado de ánimo en estos momentos, pero siempre era agradable oír algo de música suave cuando lo que más te apetece es chillar. Poco a poco, fue saliendo el sol, y la mañana se fue aclarando lentamente. Decidida a empezar un nuevo día, apagué el ordenador y me preparé la ropa que pensaba ponerme. Pitillos vaqueros negros, las nuevas sandalias de cuña que me habían regalado mis niñas favoritas, verdes muy oscuras, y dudaba entre una camiseta con estampado floral con escote o una de tirantes blanca con uno de esos mensajes en plan "bésame" o "muérdeme", o cualquier otro mensaje que se les ocurriese a los de los grandes almácenes. La verdad es que no quería parecer pija (odiaba a las pijas), y quería ir más en plan de "no-te-metas-conmigo-o-con-mis-amigas-porque-acabarás-mal-muy-mal". En cierto modo era yo la que ponía el orden entre los pupitres, las chicas no se juntaban conmigo por eso y muchos chicos me tenían miedo. Pero, por suerte, me tenían miedo los peores, los matones, excepto Drake. Se creía que por haberse liado una vez conmigo tenía derechos sobre mi. También era al que más odiaba, pero, que le vamos a hacer. Siempre ha estado en este internado y no creo que se fuese a ir para un año que le queda, aunque no se como nunca ha repetido curso. Dejando a un lado todas estas reflexiones, escogí la camiseta con el mensaje. Me vestí rápidamente, me di mi tradicional raya y añadí el reloj y el anillo de plato que me había dejado en herencia mi madre, justo antes de mirar mi figura en el espejo. Yo, Rachelle Williams, de diecisiete años, de estatura media, rubia clara y con ojos azules, parecía una chica decidida frente al espejo. Alguien que no se dejaba intimidar fácilmente por nadie, alguien fuerte. Exteriormente, era así, me había definido tal como los demás me veían. Pero, interiormente, todos esos cimientos que la gente creía que el tiempo había levantado estaban desmoronados, era totalmente diferente. Derrumbada por dentro, todos los días por las noches, antes de acostarme, pasaba un huracán a destruir toda la dureza que había mostrado durante el día entero. Era duro, pero era así. Sin padres ni familiares lo suficientemente cercanos como para que me acogiesen, mi tía había pagado todos estos años de internado para que creciese aquí. La pura verdad, y no tenía más remedio que aceptarla. Intentando apartar esos sentimientos de pena y culpabilidad, pensé en el efecto que hacían los zapatos con el conjunto que había elegido. "Mucho más estilizada, y como no, mucho más alta" me dije para mí misma. Era delgada, pero así lo parecía mucho más. La camiseta adelgazaba mucho y el ir más alta delo normal también. Nunca llevaba tacones a clase, solo cuando salía, y no estaba acostumbrada, pero las chicas me matarían. Con todo esto, me dieron casi las seis, así que tomé mi cazadora vaquera en mano, dejé una nota en mi cama y salí de mi habitación sin dar un portazo, justo antes de bajar unas escaleras que me llevarían al otro lado del área residencial. Cuanto antes llegase, más tiempo tendría para desayunar con calma.





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No me hizo falta ninguna alarma ni nada por el estilo para despertarme. Mi cuerpo estaba tan acostumbrado a madrugar que el solo funcionaba como un reloj. Las seis de la mañana. Me iba a sobrar tiempo antes de que empezasen las clases si no iba a bajar a desayunar, ya estaba lo suficientemente saciado de la noche anterior.


No tenía que buscar mucho sobre que me iba a poner: sudadera negra, vaqueros, y deportivas negras, como siempre. El pelo bien colocado, como siempre también, y, como no, mis gafas de sol. La verdad, es que, para que mentir, siempre iba informal, pero al tiempo elegante. Eso era lo que había aprendido a ser después de tanto tiempo practicando.


Solo me faltaba un pequeño detalle. El largo colgante de agatha de fuego, imprescindible para mí. Por último, me decidí a bajar. Si no desayunaba, por lo menos haría un pequeño recorrido turístico por el internado, ya que no conocía nada de nada, y también tenía que pasar por secretaría para mi horario de clases.


Ya era hora de empezar el curso, y yo, sería una persona totalmente nueva.






PD: pues nada, que este capitulo esta escrito para alguien en especial.
Bellieta, te dedico esta entrada con todo mi amor:


Elenea (paridas nuestras, sin importancia, pero lo prometido es deuda xDDD)

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domingo, 4 de abril de 2010

Sombras del Pasado: Capítulo 2


Negro. Todo negro. No había una sola mota de luz o de claridad en aquel lugar. Cuando me di cuenta de que estaba despierta eran las cinco de la mañana. Genial. Otra vez uno de aquellos horribles sueños. Sé que no era una pesadilla, se diferenciarlo, y esto no era como un sueño normal. Tenía sensaciones, sensaciones extrañas, únicas. Desagradables. Eran imágenes, escenas de mi vida, o de la vida de otras personas. A veces eran del pasado, otras del futuro. La mayoría eran sobre cosas futuras. Eran como premoniciones, aunqe muchas veces no ocurrían, y, la verdad, es que no se por que me pasaba. Por eso no solía hacerlas caso. Eran molestas, me impedían volver a conciliar el sueño, y a veces me dolía tanto la cabeza que me tenía que quedar en la cama. Las chicas lo sabían pero...a veces no me tomaban en serio, y cada vez que eso pasaba me sentía molesta, no sabía a quien más recurrir. Si por lo menos Malcolm...no. Imposible. Malcolm no puede llegar a saber estas cosas JAMÁS. Si se enterase, me tomaría por loca, aunque seguramente llevase razón.

Me levanté con cuidado de la cama. No quería hacer ruido, y mucho menos despertar a mis amigas. Solo les quedaba una hora de sueño y me matarían. Por suerte, mis ojos ya se habían habituado a la oscuridad reinante, y no me costó llegar hasta el pequeño saloncito de nuestra habitación, donde teníamos un pórtatil. Lo encendí, me puse los cascos y descargué la música de mi mp3 mientras abría mi blog y empezaba a escribir. Era como mi pequeño diario. Ahí decía todo: lo que me pasaba, lo que sentía...todo. Era como un borrador de mi minúsculo cerebro, como si no quisiese que se me borrasen los recuerdos, como unacopia de seguridad. Incluso contaba mis sueños. Ups,canción nueva, My Life Would Suck Without You, de Kelly Clarkson. No pegaba mucho con mi estado de ánimo en estos momentos, pero siempre era agradable oír algo de música suave cuando lo que más te apetece es chillar. Poco a poco, fue saliendo el sol, y la mañana se fue aclarando lentamente. Decidida a empezar un nuevo día, apagué el ordenador y me preparé la ropa que pensaba ponerme. Pitillos vaqueros negros, las nuevas sandalias de cuña que me habían regalado mis niñas favoritas, verdes muy oscuras, y dudaba entre una camiseta con estampado floral con escote o una de tirantes blanca con uno de esos mensajes en plan "bésame" o "muérdeme", o cualquier otro mensaje que se les ocurriese a los de los grandes almácenes. La verdad es que no quería parecer pija (odiaba a las pijas), y quería ir más en plan de "no-te-metas-conmigo-o-con-mis-amigas-porque-acabarás-mal-muy-mal". En cierto modo era yo la que ponía el orden entre los pupitres, las chicas no se juntaban conmigo por eso y muchos chicos me tenían miedo. Pero, por suerte, me tenían miedo los peores, los matones, excepto Drake. Se creía que por haberse liado una vez conmigo tenía derechos sobre mi. También era al que más odiaba, pero, que le vamos a hacer. Siempre ha estado en este internado y no creo que se fuese a ir para un año que le queda, aunque no se como nunca ha repetido curso. Dejando a un lado todas estas reflexiones, escogí la camiseta con el mensaje. Me vestí rápidamente, me di mi tradicional raya y añadí el reloj y el anillo de plato que me había dejado en herencia mi madre, justo antes de mirar mi figura en el espejo. Yo, Rachelle Williams, de diecisiete años, de estatura media, rubia clara y con ojos azules, parecía una chica decidida frente al espejo. Alguien que no se dejaba intimidar fácilmente por nadie, alguien fuerte. Exteriormente, era así, me había definido tal como los demás me veían. Pero, interiormente, todos esos cimientos que la gente creía que el tiempo había levantado estaban desmoronados, era totalmente diferente. Derrumbada por dentro, todos los días por las noches, antes de acostarme, pasaba un huracán a destruir toda la dureza que había mostrado durante el día entero. Era duro, pero era así. Sin padres ni familiares lo suficientemente cercanos como para que me acogiesen, mi tía había pagado todos estos años de internado para que creciese aquí. La pura verdad, y no tenía más remedio que aceptarla. Intentando apartar esos sentimientos de pena y culpabilidad, pensé en el efecto que hacían los zapatos con el conjunto que había elegido. "Mucho más estilizada, y como no, mucho más alta" me dije para mí misma. Era delgada, pero así lo parecía mucho más. La camiseta adelgazaba mucho y el ir más alta delo normal también. Nunca llevaba tacones a clase, solo cuando salía, y no estaba acostumbrada, pero las chicas me matarían. Con todo esto, me dieron casi las seis, así que tomé mi cazadora vaquera en mano, dejé una nota en mi cama y salí de mi habitación sin dar un portazo, justo antes de bajar unas escaleras que me llevarían al otro lado del área residencial. Cuanto antes llegase, más tiempo tendría para desayunar con calma.





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No me hizo falta ninguna alarma ni nada por el estilo para despertarme. Mi cuerpo estaba tan acostumbrado a madrugar que el solo funcionaba como un reloj. Las seis de la mañana. Me iba a sobrar tiempo antes de que empezasen las clases si no iba a bajar a desayunar, ya estaba lo suficientemente saciado de la noche anterior.


No tenía que buscar mucho sobre que me iba a poner: sudadera negra, vaqueros, y deportivas negras, como siempre. El pelo bien colocado, como siempre también, y, como no, mis gafas de sol. La verdad, es que, para que mentir, siempre iba informal, pero al tiempo elegante. Eso era lo que había aprendido a ser después de tanto tiempo practicando.


Solo me faltaba un pequeño detalle. El largo colgante de agatha de fuego, imprescindible para mí. Por último, me decidí a bajar. Si no desayunaba, por lo menos haría un pequeño recorrido turístico por el internado, ya que no conocía nada de nada, y también tenía que pasar por secretaría para mi horario de clases.


Ya era hora de empezar el curso, y yo, sería una persona totalmente nueva.






PD: pues nada, que este capitulo esta escrito para alguien en especial.
Bellieta, te dedico esta entrada con todo mi amor:


Elenea (paridas nuestras, sin importancia, pero lo prometido es deuda xDDD)

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