viernes, 16 de abril de 2010

Sombras del Pasado: Capítulo 4


- No te vas a creer a quién acabo de ver en el pasillo.

- ¿¡A quién!?¡Page contéstame de una maldita vez!


Y en ves de contestar, empezó a mirar hacia todos lados, como si estuviese vigilando, o hubiese pillado a alguien espiándonos, aunque no sería necesario, sus gritos se habían oído en medio corredor y la gente que pasaba por ahí nos miraba como si estuviéramos locas. Después, me apartó de en medio, empujándome contra una pared lejos de la multitud, como si lo que me fuese a contar fuese un secreto.


- ¿Te acuerdas del chico de ayer?¿El que salió corriendo del Grill? - me miró con cara sospechosa.
- Si, ¿por?
- Por que está en mi clase de matemáticas.
- ¿¡QUÉEEEEEEE!?
- Lo que oyes...¡y no chilles!
- Pero...pero...¡pero es imposible!
- No, no lo es, ¡y te estoy diciendo que bajes la voz...!
- No me digas que baje la voz por que me es imposible, ¡y tú también estás chillando!
- Si, pero Mel está cerca y no querrás que se entere de que hay un nuevo pivón por aqui, ¿verdad?
- Umm.... - reflexioné medio segundo antes de decidirme - pues no, la verdad.
- Ya me lo temía...pues, entonces, escucha. He podido cotillear un poco su horario de clases, aunque lo único que sé es que ahora tiene Historia.
- Con Mandy, ¿no?
- Si, exacto, ya la he dicho que intente copiar su horario de clases. Te será...imprescindible para seguirle de cerca.
- No lo sabes tu bien - volví a mirar a Page como había hecho en el Grill la noche anterior, con expresión cazadora, justo antes de reírnos y buscar nuestra siguiente clase.

Pero no pasó mucho tiempo desde que me despedí de Page cuando pasé por una esquina y choqué con algo...o con alguien, y...todas mis cosas al suelo. Genial.
Y no hice más que bajar al suelo a recogerlo todo cuando me di un cabezazo contra la otra persona.


- ¡Ay!
- Ups...lo siento, ha sido culpa mía, no había mirado y...lo siento de veras, espera que te ayude a recoger las cosas...
- No pasa nada, en serio, mea culpa, yo tampoco había mirado.

Y cuando volví a alzar la cabeza me encontré con la persona más perfecta del mundo y, si cabía, del universo entero. Se trataba de él. Del chico del Grill, el que desapareció misteriosamente. Me quedé realmente sorprendida, ya que ni siquiera me enteré de cuando me volvió a dirigir la palabra.

- Toma, creo...que esto es tuyo... - me dijo con otra de sus brillantes sonrisas. Estaba mirándome tan fijamente como yo a él, o, puede que fijamente no fuese el término exacto, si no, que estaba en la luna.
- Gra...gra-cias - tartamudeé, tardando un siglo en contestarle.
- No hay de que - volvió a sonreír -, y, a la próxima, cuidado con las esquinas.

El chico se fue sin volverse atrás una sola vez, y yo contemplé como se iba, como una tonta. Así que, después de todo, Page tenía razón y no se lo había inventado, o se lo había imaginado, que era peor aún. Me puse otra vez en camino cuando, esta vez, me encontré a mi amigo Mal, mi mejor amigo...el mejor que podías tener en el mundo entero.

- ¡Maaaaaaaaaaalcolm.............! - grité, corriendo en su dirección en cuanto le vi, tan rápido que cuando le abracé casi le tiro, incluso si se hubiese preparado me podía haber cogido en brazos.
- ¿¡Rachelleeeee!?¿Eres tu?
- ¡Si bobo!, ¿quién iba a ser si no? - le contesté, abrazándolo más fuerte si era posible.
- Es que...¡estás tan cambiada!... - señaló, mirándome de arriba a abajo cuando le solté, como en si echase en falta algo, sintiendo nostalgia por los viejos tiempos.
- Bueno, la gente cambia, y creo que este año he madurado y todo, mira tu por dónde - dije divertida, con mi mejor sonrisa.
- ¿Tú?¿Madurar? No conoces la existencia de esa palabra ja ja.
- Claro que la conozco, lo que pasa es que no está dentro de mi diccionario habitualmente.
- Sí, sí...lo que tu digas, ¿vamos a clase?
- ¡Claro! ¿Qué tienes ahora?
- Matemáticas.
- Entonces te vienes conmigo.
- ¡Genial!
- Si, desde luego. Me alegro de volver a verte Mal, te he echado mucho de menos - volví a decirle mientras nos dirigíamos a la clase juntos.
- Te dije que te vinieses en agosto a mi casa del campo, hay suficientes habitaciones y mis padres te adoran.
- Sé que tus padres me adoran, pero no quiero ser un estorbo.
- ¡Tú nunca estorbas!
- Ya claro... - esbocé una sonrisa para concluir con el tema, y entramos en clase.



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viernes, 16 de abril de 2010

Sombras del Pasado: Capítulo 4


- No te vas a creer a quién acabo de ver en el pasillo.

- ¿¡A quién!?¡Page contéstame de una maldita vez!


Y en ves de contestar, empezó a mirar hacia todos lados, como si estuviese vigilando, o hubiese pillado a alguien espiándonos, aunque no sería necesario, sus gritos se habían oído en medio corredor y la gente que pasaba por ahí nos miraba como si estuviéramos locas. Después, me apartó de en medio, empujándome contra una pared lejos de la multitud, como si lo que me fuese a contar fuese un secreto.


- ¿Te acuerdas del chico de ayer?¿El que salió corriendo del Grill? - me miró con cara sospechosa.
- Si, ¿por?
- Por que está en mi clase de matemáticas.
- ¿¡QUÉEEEEEEE!?
- Lo que oyes...¡y no chilles!
- Pero...pero...¡pero es imposible!
- No, no lo es, ¡y te estoy diciendo que bajes la voz...!
- No me digas que baje la voz por que me es imposible, ¡y tú también estás chillando!
- Si, pero Mel está cerca y no querrás que se entere de que hay un nuevo pivón por aqui, ¿verdad?
- Umm.... - reflexioné medio segundo antes de decidirme - pues no, la verdad.
- Ya me lo temía...pues, entonces, escucha. He podido cotillear un poco su horario de clases, aunque lo único que sé es que ahora tiene Historia.
- Con Mandy, ¿no?
- Si, exacto, ya la he dicho que intente copiar su horario de clases. Te será...imprescindible para seguirle de cerca.
- No lo sabes tu bien - volví a mirar a Page como había hecho en el Grill la noche anterior, con expresión cazadora, justo antes de reírnos y buscar nuestra siguiente clase.

Pero no pasó mucho tiempo desde que me despedí de Page cuando pasé por una esquina y choqué con algo...o con alguien, y...todas mis cosas al suelo. Genial.
Y no hice más que bajar al suelo a recogerlo todo cuando me di un cabezazo contra la otra persona.


- ¡Ay!
- Ups...lo siento, ha sido culpa mía, no había mirado y...lo siento de veras, espera que te ayude a recoger las cosas...
- No pasa nada, en serio, mea culpa, yo tampoco había mirado.

Y cuando volví a alzar la cabeza me encontré con la persona más perfecta del mundo y, si cabía, del universo entero. Se trataba de él. Del chico del Grill, el que desapareció misteriosamente. Me quedé realmente sorprendida, ya que ni siquiera me enteré de cuando me volvió a dirigir la palabra.

- Toma, creo...que esto es tuyo... - me dijo con otra de sus brillantes sonrisas. Estaba mirándome tan fijamente como yo a él, o, puede que fijamente no fuese el término exacto, si no, que estaba en la luna.
- Gra...gra-cias - tartamudeé, tardando un siglo en contestarle.
- No hay de que - volvió a sonreír -, y, a la próxima, cuidado con las esquinas.

El chico se fue sin volverse atrás una sola vez, y yo contemplé como se iba, como una tonta. Así que, después de todo, Page tenía razón y no se lo había inventado, o se lo había imaginado, que era peor aún. Me puse otra vez en camino cuando, esta vez, me encontré a mi amigo Mal, mi mejor amigo...el mejor que podías tener en el mundo entero.

- ¡Maaaaaaaaaaalcolm.............! - grité, corriendo en su dirección en cuanto le vi, tan rápido que cuando le abracé casi le tiro, incluso si se hubiese preparado me podía haber cogido en brazos.
- ¿¡Rachelleeeee!?¿Eres tu?
- ¡Si bobo!, ¿quién iba a ser si no? - le contesté, abrazándolo más fuerte si era posible.
- Es que...¡estás tan cambiada!... - señaló, mirándome de arriba a abajo cuando le solté, como en si echase en falta algo, sintiendo nostalgia por los viejos tiempos.
- Bueno, la gente cambia, y creo que este año he madurado y todo, mira tu por dónde - dije divertida, con mi mejor sonrisa.
- ¿Tú?¿Madurar? No conoces la existencia de esa palabra ja ja.
- Claro que la conozco, lo que pasa es que no está dentro de mi diccionario habitualmente.
- Sí, sí...lo que tu digas, ¿vamos a clase?
- ¡Claro! ¿Qué tienes ahora?
- Matemáticas.
- Entonces te vienes conmigo.
- ¡Genial!
- Si, desde luego. Me alegro de volver a verte Mal, te he echado mucho de menos - volví a decirle mientras nos dirigíamos a la clase juntos.
- Te dije que te vinieses en agosto a mi casa del campo, hay suficientes habitaciones y mis padres te adoran.
- Sé que tus padres me adoran, pero no quiero ser un estorbo.
- ¡Tú nunca estorbas!
- Ya claro... - esbocé una sonrisa para concluir con el tema, y entramos en clase.



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